viernes, 20 de agosto de 2010

En esta isla siempre son las diez

Siempre es la noche bajo el arco de medio punto. El reloj marca tozudo las diez un minuto tras otro, una hora tras otra mientras personajes de medio pelo no dejan de entrar y salir por puertas misteriosas. Clac. Clac. Clac. Juraría que aquel de la camisa verde acababa de caminar calle abajo...

Un grupo de ociosos contemplan y parlotean con un acento especialmente pronunciado. En la esquina, muy cerca de ellos, un sospechoso señor de gabardina mira hacia los lados intentando ocultar su aire de torpe trapichero. Algo se lleva entre manos, definitivamente... le observo con curiosidad mientras inesperadamente ágil, el viejo tendero pasa frente a mí camino de la calle del bar. ¿Dónde irá con ese aire de importante?

Mi bolsillo rebosa de objetos a priori inútiles. Recolección aleatoria: siempre me gustó coger todo aquello que me voy encontrando y me llama la atención. Aunque este quitagrapas... dudo de que sirva para algo.

Un gato maúlla y me despierto. Estaba soñando de nuevo con aquella isla. ¡Es el gato chico! Qué bien que estás a salvo.

1 comentario:

Soy ficción dijo...

Los sueños recurrentes son los más importantes, habrá que estudiarlo afondo!