Resulta pintoresca la composición de objetos que nos presenta el zócalo del número 18 de esta misma calle: un raído y sucio trapo de cocina, una llave en otro tiempo dorada que por su acabado barroco debe de abrir algún ropero antiguo (es demasiado grande para la cerradura de una caja de música), tres pinzas de plástico mutiladas y oxidadas en su corazón, un trozo de plástico duro azul (¿de una pelota quizás?) y un cd ahuyentapalomas en el que se lee indeleble: Phil Collins: Serious Hits Live.
1 comentario:
Qué lástima de final para el cd...
Publicar un comentario