miércoles, 28 de julio de 2010

El monstruo

Si desde esta posición trazamos una línea imaginaria que una las seis farolas ornamentadas con herrería podríamos creer que estamos ante la silueta emergente del mismísimo monstruo del lago Ness. Un engendro volador sobre explícitas tentativas de citas, bajo estrellas ocultas por el gris oscuro, entre balcones que son cárceles, un gigantesco reptil atravesando una calle con tres nombres, zigzagueando entre miradas, desnudos parciales y televisores sin espectador, un... ¡plaf!

Otro coche golpea con el macetero blanco al intentar aparcar. Pecas se asusta y sale corriendo.